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V

Los consejos de una oruga

La oruga y Alicia se estuvieron mirando un buen rato en silencio, por fin la oruga se sacó la pipa de la boca y preguntó:

-Apenas sé lo que soy en este momento -respondió Alicia-. Sí sé quién era al levantarme esta mañana, pero creo que he cambiado varias veces desde entonces.

​

-¿Así que crees haber cambiado?

​

-Mucho me temo que sí, señora. No me acuerdo de las cosas que antes sabía muy bien, y no pasan diez minutos sin que cambie de tamaño.

​

-Bien, hagamos una prueba. Recita eso de "Ha envejecido, Padre Guillermo...".

​

Alicia cruzó los brazos y empezó a recitar:

Padre GuillermoAlicia
00:00

-Eso no está bien. -Dijo la oruga.

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