VIII
El croquet de la reina
-¿Querrían hacerme el favor de decirme por qué están pintando las rosas? -preguntó Alicia.
-Verá usted, señorita, este tenía que ser un rosal rojo pero nos equivocamos y plantamos uno blanco. Y si la reina lo descubre nos cortará la cabeza.
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En ese momento, Cinco gritó:
-¡La reina, la reina!
Primero aparecieron los soldados, jardineros, cortesanos, invitados. Alicia reconoció al conejo blanco que venía hablando atropelladamente . A continuación, el valet de corazones y al final: el rey y la reina de corazones.
Cuando el cortejo llegó a la altura de Alicia, todos se detuvieron y la miraron. Y la reina preguntó:




Alicia estaba buscando la forma de escapar, cuando vio que se dibujaba una sonrisa en el aire.
-¿Qué tal estás? -dijo el gato, en cuanto tuvo hocico para hablar.
-Me parece que no juegan limpio.
En eso, se acercó el rey y, mirando con curiosidad la cabeza del gato, le preguntó a Alicia:
-¿Con quién estás hablando?
-Es mi amigo... un gato de Cheshire.
-Pues no me gusta su aspecto. Pero puede besar mi mano si lo desea.
-Prefiero no hacerlo -dijo el gato.
-Bueno, hay que eliminarlo -dijo el rey, y llamó a la reina: -querida, me gustaría que eliminaras a este gato.
La reina gritó: -¡Que le corten la cabeza!
-El gato es de la Duquesa -dijo Alicia.
-La Duquesa está en la cárcel -dijo la reina al verdugo. -Ve a buscarla.